viernes, 17 de junio de 2011

La Florida - Niepos paraíso escondido




Hace algunos años, a un amigo se le ocurrió celebrar su cumpleaños en la parte alta de la cuenca del río Zaña. Logre colarme en el grupo de viajeros y, bien apertrechados en una 4x4, nos fuimos hasta Niepos, a más de 3,000msnm.



Si bien en la parte media y baja del valle del río Zaña, es difícil encontrar algún paisaje o paraje interesante, siendo las ruinas coloniales de la ciudad de Zaña el único atractivo; la parte alta del valle es impresionantemente bella (y escondida).



Luego de pasar Bebedero, se ingresa a un valle angosto, lleno de arrozales y bambúes, que perfectamente podría ser parte de cualquier paisaje asiático (algunos años después, un amigo americano al que lleve por la ruta, lo describió asi). Es un paisaje permanentemente verde, idilico. Por unas 20 o 30Km se avanza entre arrozales y bosques de bambú.



La Florida es un pueblo gris. Una pena. En un escenario natural tan hermoso, la pobreza se siente en todo el pueblo. Con un parque enorme, completamente desierto. Sin una pequeña fracción de verde sobre el mismo. Espero, después de tantos años, el área urbana haya mejorado.



Luego de La Florida empieza el ascenso. Es una quebrada serrana típica. Estrecha, con distintos tonos de verde mientras se va ascendiendo. Ese día tuvimos muchísima suerte, subimos entre nubes, y en un punto determinado, ya estábamos sobre ellas. Cual alfombra blanca bajo nuestros pies.



Niepos es un pueblo muy pequeño, donde destaca una plaza de armas sencilla, pobre, pero muy acogedora y una pequeña iglesia. Las vistas son preciosas. Con un horizonte interminable de verdes laderas y montañas. Es un pueblo andino escondido, olvidado, ajeno a cualquier ataque de la "modernidad" mal entendida. Por aquellos años, el ascenso en servicio público era interdiario. Estimo que hoy, como sucede en todos lados, Niepos esta mejor conectado al país.



Un full day hasta Niepos bien vale la pena. Se pasa de una insípida costa a una yunga verde y voluptuosa, para culminar en un pueblo altoandino apacible, con una quietud que quisiera volver a experimentar.




miércoles, 8 de junio de 2011

Moquegua una entrañable ciudad



Visité Moquegua, por primera vez, el año 2006. Fuimos con mi esposa e hija, en medio de un recorrido por el sur: Arequipa, Moquegua y Tacna. Desde entonces he regresado siempre por trabajo, al menos unas 4 veces más.



En Moquegua nos hospedamos en el Hotel El Mirador. No es el mejor hotel en el que he tenido la suerte de estar, pero con certeza es el hotel en el que más cómodo me he sentido. El personal muy amable, el ambiente entre melancólico, triste y añejo, perfecto para mi. La piscina entre cielos grises y vientos fríos, deliciosa. Un hotel entrañable. Todas las veces que he retornado a Moquegua me he vuelto a hospedar en este acogedor hotel.



La ciudad es pequeña. El centro "histórico" algunas manzanas. La vida se puede pasar con tranquilidad en la hermosa Plaza de Armas, donde destaca una pileta diseñada por Eiffel. Es una plaza pequeña pero muy acogedora. Los moqueguanos han cuidado en mantener las estructuras del entorno, lo que genera un ambiente de pueblo encantador. A una puertas de la Plaza de Armas, hay un pequeño local muy bien ambientado que vende una sanguches deliciosos. El de salchicha arequipeña con crema de ocopa es simplemente sublime, espectacular. Lástima no recordar el nombre. Esta en siguiendo la línea del frontis de la municipalidad, a pocos pasos de la Plaza.



A unas dos cuadras de la plaza (en dirección contraria a la sangucheria) hay una pizeria de pueblo donde todos los tragos son preparados con pisco Biondi. El lugar destaca por la publicidad que se hace a este pisco emblemático. Es el lugar perfecto para ir embriagándose mientras se piensa (y siente) lo maravilloso que es este país.



Mención aparte Samegua. El lugar perfecto para los almuerzos. Unos tres o cuatro buenos restaurantes, para todos los gustos. Donde se disfruta de la mejor ensalada de palta del país y de uno de los mejores cuyes. Torata es otro destino interesante, todo el camino se hace bajo la tutela del cerro Baúl. El pueblo también es pequeño y acogedor, con muchisimas casas con el techo típico de 2 aguas que también se puede ver en Tacna.