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Celendín se encuentra al medio de un paraje andino realmente paradisiaco, de buen clima, y hermoso cielo. La gente es muy amable y conversadora, las shilicas son hermosas. La comida, sin nada muy espectacular es sabrosa y variada. Tiene una excelente oferta de hospedajes y restaurantes. Hay más de uno orientado específicamente a turistas, que empiezan a llegar a la ciudad, en número aún reducido, pero que estoy seguro seguirá incrementándose.
Alrededor de Celendín hay sitios muy interesantes como por ejemplo el pueblo de José Galvez (uno de los más lindos que he visitado en mi vida, un poco más y me quedo para siempre) y Sucre. Ambos a menos de 30 minutos desde Celendín, con movilidad frecuente. Los dos ubicados en una pradera andina, con grandes fincas ganaderas. Creo que con un gran potencial turistico. Otro atractivo de primer orden es la bajada al Marañon. Desde Celendín se sube aproximadamente 30 minutos y luego una bajada de más de 2 horas. Desde más de 3,500 metros hasta menos de 1,000 metros. Es un tramo sumamente interesante, con vistas espectaculares. Hasta donde tengo entendido muchos turistas (extranjeros) lo hacen en bicicleta, lo que debe ser muy emocionante.
Celendín se encuentra ubicada en la ruta entre Cajamarca y Chachapoyas y Kuelap. Creo que con un buen trabajo de los responsables turisticos de la región y de los empresarios privados, se puede articular una excelente ruta turística, que abarque, sierra y selva alta, teniendo como ejes Cajamarca y Kuelap.
El principal producto para "comprar" en Celendín son los sombreros de paja. De una alta calidad, que en el pueblo se pueden encontrar a un precio bastante razonable.
A poco más de una hora, en Llanguat, hay unos baños termales, relativamente bien implementados. Creo que es otro atractivo aun subutilizado.
Estuve como cuatro días en Celendín y sus alrededores. Me atrajeron muchas cosas, por el ejemplo el chocolate shilico (hecho por unas emprendedoras con apoyo de Care Perú), uno de los mejores chocolates de taza que he probado. El bar Orange, muy acogedor, perfecto para mis gustos. La encantadora plaza de armas. La feria dominical. La gente, por sobre todo la gente, super conversadora y amable.
Bien vale la pena pasarse unos días por Celendín, ciudad acogedora y emprendedora.