lunes, 10 de octubre de 2011

Tingo María: la puerta de la selva



He estado 4 ó 5 veces en Tingo María. Siempre por trabajo. No he tenido la suerte de conocer sus principales atractivos turísticos, los que están en la periferia de la ciudad. Lo cual lamento. Pero, de hecho, no puedo quejarme, pues he disfrutado mucho los días que he podido estar en esta encantadora ciudad.



A diferencia de Huánuco, que es una ciudad algo andina, Tingo María ya es una ciudad de plena selva. Con un calor que puede llegar a ser aplastante y una vegetación que surge y trepa por cualquier rincón. El entorno es muy bello, desde cualquier punto de la ciudad se pueden apreciar hermosos cerros llenos de vegetación. Todos son muy amables (algo común en la selva peruana) y las mujeres voluptuosas y coquetas.



De acuerdo con la historia, Tingo María surgió como una ciudad planificada, de las pocas que hay en el país. Teniendo como eje una amplia alameda central, la ciudad ha logrado crecer hasta tener unos 70,000 habitantes. Hay múltiples alojamientos y muchos locales para divertirse.



Mi hotel favorito es el Madera Verde, que tiene una infraestructura perfecta para la selva, sin embargo luce muy descuidado, siendo necesario un overhaul urgente. Para pasar la noche, lo mejor, con distancia, es el Trapiche, que ofrece deliciosos tragos a base se aguardiente de caña, con macerados autóctonos espectaculares. A pocos metros de este local, hay una discoteca cuyo nombre no recuerdo pero que es bastante buena, en ambiente y música. La cómida es típica de la selva, donde uno vaya encuentra muy buenos juanes y una deliciosa cecina.



Espero regresar pronto y descubrir los atractivos de la periferia.

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