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Creo que otra vertiente de análisis muy interesante es desde la perspectiva del Comercio Justo. Soy cachivachero por naturaleza, me encanta comprar artesanías pequeñas y económicas; nada lujosas. Me encanta decorar mi casa con pequeñas cerámicas tradicionales. Siempre he comprado en las ferias cusqueñas, en Pisaq y en cualquier otro sitio que he visitado. Sin embargo, nunca he encontrado los precios del Santuranticuy, donde uno se contacta directamente con el productor, sin ningún intermediario encareciendo el producto.
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La premisa principal de la feria es que los expositores sean los propios productores, lo cual se cumple casi a rajatabla. Junto a los mas ranqueados artesanos de San Blas, se encuentran ceramistas de toda la región; así como tejedores y demás artesanos. La diversidad de la oferta es enorme, se puede encontrar de todo en la feria, desde cerámicos tradicionales hasta galletas holandesas y cakes americanos.
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Hay algunos puristas que dicen que el Santuranticuy debería ser sólo para los artesanos de las provincias cusqueñas; yo creo que esta bien que sea amplio y cosmopolita. En una plaza tradicional, se puede encontrar artículos de muchas partes del mundo. Junto a un artesano de Tinta, una gringa vendiendo cakes o un hippie vendiendo billeteras hechas con paquetes de cigarrillos. Probablemente el Santuranticuy no sea todo lo ordenado que uno quisiera; pero, definitivamente, es una feria encantadora, donde hay que cuidar el bolsillo pues cada pequeña joya artesanal es una tentación para comprar.